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Colibrí literario | #RumboAl25N

  • Foto del escritor: Melissa Aguilar
    Melissa Aguilar
  • 16 nov 2020
  • 2 Min. de lectura

Melissa Aguilar


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Feminismo y violencia de género son dos conceptos que proyectados en imágenes me erizan la piel. Mi raíz primitiva se encuentra enclaustrada en el libro sagrado de mi religión: fui creada de la costilla de un hombre. En cuanto nací, las reglas se establecieron para mí: ropa color rosa; ese juego no es para niñas; así no se sientan las señoritas; estás muy delgada; halágate con los piropos en la calle (¡Mamacita! ¡Fiu-fiu!); no te vistas así porque provocas a los hombres; no vas a estudiar (¿Para qué si eres de pueblo? Mejor ya búscate un trabajo de sirvienta. ¿Le van a pagar su estudio para que mantenga a su esposo?); ¿por qué no tienes novio? (¡Marimacha!); tú eliges, ¿matrimonio o convento?; debes aprender a cocinar; ¿para cuándo los hijos? (Se te va a pasar el tren); no debes salir sola (Es tu culpa por puta, por borracha. ¿Para qué te vas sola? Pa´ que se te quite). De esta manera las personas van marcando una serie de reglas –tontas– a seguir, así, con una ceguera aguda construyen la base de la sociedad: el machismo.


En palabras de Nuria Varela el feminismo es una linterna, su luz es la justicia que ilumina las habitaciones oscurecidas por la intolerancia, los prejuicios y los abusos. Si no cumplo con el estereotipo de mujercita abnegada mexicana, soy juzgada y soy un blanco fácil para la violencia. A pasitos de bebé estoy cambiando el esquema tradicional de mi familia: el “NO vas a estudiar” por un “SÍ voy a estudiar, y no desistiré hasta cuando me sienta una ignorante feliz”. Sé que quiero un compañero de mundo, alguien que llene ese hueco que también guardo bajo las costillas, para que juntemos juguemos una lucha de iguales, porque la niña que un día fui (esa que miraba por una rendija de la pared del cuarto de sus padres para asegurarse que su madre seguía con vida) no me permite aceptar a un “macho alfa” que quiera abofetearme.


Hablo de violencia de género porque soy mujer y temo un día desaparecer sin haberme despedido de mi familia. ¿Qué nos está pasando como sociedad? Los adultos deberíamos educar tanto a niños como a niñas sobre la importancia del respeto, la no violencia y la libertad. Los adultos deberíamos ser un ejemplo de cambio. En Facebook aparecen un montón de publicaciones con hashtags de NIUNAMENOS que preferimos ignorar hasta que afecta a nuestro círculo social.


Querida lectora, te invito a que te sumes a la Marcha contra la violencia machista y patriarcal, el día 25 de noviembre a las 17:30 horas, en TELCEL de la Av. Sevilla del Río, Colima. No olvides llevar tu cubrebocas y guardar la sana distancia. Convocan las colectivas: Maternidades libres, Colectiva Voces Feministas En Aquelarre y Mujeres de Mar.

¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más!




Enlace del evento:


Sobre la autora:

Melissa Aguilar (1998, Colima). Es egresada de la licenciatura en Letras Hispanoamericanas por parte de la Universidad de Colima. Actualmente es titular del proyecto cultural Colibrí literario, desde el cual contribuye a la difusión y conocimiento de la literatura indígena contemporánea dirigida para el público infantil. Su esencia radica en ser escritora sin habitación propia, dueña de cualquier lugar para narrarse.

Contacto: colibri.tallerdelectura@gmail.com

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